viernes, abril 30, 2010

¿Y qué pasa con nuestros niños?

Termina la semana, al fin.

Uf, cómo agradecería un masaje, un relajo.

Termina un semana que se inicia revuelta por el programa de Informe Especial y la denuncia de abusos contra el cura Karadima, desde entonces, las conversaciones a la hora de almuerzo, en reuniones sociales, en los medios digitales se ha enfocado en diversas aristas, el doble estándar de la iglesia católica, el cuestionamiento al celibato, la imagen de autoridad que un niño tiene ante el personaje como un sacerdote, en fin... Pero mi tema va más allá del cura Karadima, o el celibato o la Iglesia, esto no es sólo un tema de obligación a la abstinencia sexual como supuestamente la iglesia católica lo decreta, no. Además, si así fuese, les recuerdo que somos seres libres, en plena libertad de no pertenecer a una institución que nos impone reglas con las cuales no estamos de acuerdo. No, el que se hizo cura fue por opción y cuando decidió abusar de un niño o un joven fue también su propia decisión.

El punto es ¿Cuán comunes son estos casos? ¿Cuántos niños y niñas son abusados diariamente? Les aseguro que muchísimos más de lo que creemos y, lamentablemente... y ojalá me equivocara, todos tenemos algún pequeño o pequeña cerca, dentro de nuestro circulo social o familiar, que esta en riesgo real de pasar por esto.

Hace algún tiempo conversaba con algunas amigas, el 80% de ellas había pasado alguna vez por una situación similar... ¡Ochenta por ciento!, comencé a averiguar más dentro de mi circulo cercano, intentando ampliar cada vez más el espectro... el porcentaje no varió demasiado. ¿Quiénes habían sido?... de todo, primos, tíos, abuelos, amigos del hermano mayor. Casi siempre el círculo cercano.


Entonces me sorprendí ¿Cómo era posible que tanta gente pasara por esos momentos en su niñez o juventud y que nunca, nunca nadie se hubiese percatado? ¿Por qué tanto silencio?... Bueno, por temor y vergüenza. Resulta increíble cómo en esos momentos invalida el hecho del temor, temor ante amenazas del victimario, temor a reconocer que de alguna manera se permitió que alguien hiciera ese daño (y eso recuerdo haberlo oído también en una de las entrevistas del programa), temor a poner en evidencia a un miembro de la familia o de la comunidad, etc.


¿Y entonces?... ¿Qué hacemos? El tema es cómo enseñamos a nuestros niños a respetar a un mayor como autoridad pero a su vez, enseñarles a discriminar, a que visualicen el límite de acción y enseñarles una reacción de defensa inmediata ante una situación así. A veces parece simple, pero estoy segura que en la práctica resulta bastante más complejo. No podemos escoltar a nuestros pequeños las 24 horas del día, en algún momento quedaran solos y no sabemos si, pese a nuestro esfuerzo, en alguna ocasión queden a merced de una mente abusiva.

¿Y entonces...?¿Cómo los educamos para que en la práctica puedan sobrevivir? Porque me parece que, no sólo en estos días, sino desde siempre... de eso se trata. Todos queremos que nuestros niños sean felices, que se eduquen, que jueguen, que sueñen... y muchos sí crecimos así... pero hay que reconocer que sobrevivir la niñez, y más aún a la juventud, no es el tema más sencillo y hay que darle la importancia que se merece.

De los abusadores, nada, a juicio y sentencia. En ese mismo instante deben dejar de ser sacerdotes, o políticos, o lo que sea. Abuso sexual, ese es el delito y por ello se debe juzgar, lo demás, está de más.