viernes, agosto 26, 2011

¿Será por eso?

Siempre he dicho que tuve una infancia feliz, que no me puedo quejar.

Crecí en una familia típica chilena, familia trabajadora, alegre, al estilo aclanado, bien aclanado. Con almuerzos familiares y campeonatos de baby en la cancha de la Villa (qué villa...era Población, ahora le decimos Villa para sonar más top).

Criadita en colegio de monjas al alero de las enseñanzas de San Felipe Neri... "Haced el bien, si podéis".

Mi abuelo.... Yo adoraba las historias de mi abuelo, de cómo repartía almuerzos en bicicleta cuando era niño, de sus historias en los talleres de San Vicente, de sus datos históricos del país, él sí que sabía de historia; adoraba sus relatos de las reuniones que iniciaron la reforma agraria en sectores de la capital, de que la Iglesia sacaba "encíclicas" sin que yo pudiera entender bien qué era eso. Mi abuelo iba a la Iglesia cada domingo pero nunca me dio un sermón valórico.

Hago memoria y recuerdo que nunca lo oí insultar a alguien, nunca salieron palabras de odio de su boca. Indignación por situaciones personales o por aquellas que vivía el país debió sentir tantas veces, contra su padre al cual no tuvo cerca, o contra la injusticia social, razón por la cual supongo que era eso que llamaban "sindicalista", pero agradezco no haber crecido en un ambiente de odio ni de resentimientos.

Con los años comprendí que la JDC no era sólo un grupo de jóvenes que hacía reuniones familiares para que pudiéramos ver artistas en el escenario. Con el tiempo entendí que cuando sonaban las cacerolas en el pasaje no era que las señoras querían ser bateristas de una banda, con el tiempo entendí que los parientes del campo donde nos encantaba llegar en el verano tenían sus tierras y construían sus casas con sus propias manos porque años atrás existió eso que mi abuelo llamaba Reforma Agraria. Con el tiempo entendí que desde siempre me enseñaron que la justicia social existía, o al menos había que buscarla, entendí que me enseñaron la palabra respeto, entendí que me inculcaron una vida en base al trabajo porque existía algo que se llamaba "oportunidad" y que no importaba lo que hiciera, sólo debía ser feliz e intentar hacer un mundo mejor. Pero nada de esto me lo dijeron, por eso, fue con el tiempo que comprendí que me crié con la vida diaria de mi familia, con el actuar en cada segundo de ellos, que crecí viviendo ideales no como una lucha, sino como una manera de vivir. Era nuestro día a día.

Recuerdo... y hoy pienso... ¿Será por ello que no entiendo cómo el poder logra corromper a la gente olvidando por completo el concepto ya casi inexistente de "bien común"? ¿Será por eso que no comprendo el rencor y la rabia indiscriminada? ¿Será por eso que no entiendo los enfrentamientos como camino? ¿Será por eso que no entiendo las discusiones en base a expresiones como "comunistas come guaguas" o "fascistas #%&@"? Porque sin saberlo, quizás ni siquiera ellos, mi familia me enseñaba a tener ideales como una manera de vivir cada día, me enseñaba que las luchas se hacían en base a unidad y no en base a odios y maltratos. ¿Será por eso que mientras más me informo sobre casos de violación a derechos humanos más me alejo de fundamentalismos, más me sorprendo nuestra calidad de ser humanos y más firme ratifico que no es lo que quiero para el lugar donde vivo?... No, no es lo que quiero de nosotros como humanidad.

Yo no sólo quiero un país de oportunidades... yo quiero MI país con oportunidades... yo quiero mi país de opciones. Quiero que en mi país sea posible ejercer un trabajo al cual poder ir con agrado cada día y no una tortura porque es el único lugar que se encontró donde poder lograr un sueldo más o menos decente. Quiero que en este país no tengas que pagar una mensualidad por encima de los $100.000.- sólo para que tu hijo tenga derecho a entrar a un establecimiento que le entregue una formación relativamente digna ¿Qué pueden lograr quienes ganan el sueldo mínimo? ¿Cómo podemos erradicar la pobreza o la delincuencia si existen colegios donde en tercero básico los niños ni siquiera saben leer? Yo quiero que en mi país la gente tenga, al menos, las oportunidades que yo he tenido, pero no lo quiero para unos pocos sino para todos. Yo así quiero Chile.


La educación es un derecho no un negocio. ¿Qué haces con la oportunidad? Eso es trabajo de cada uno, ¿Qué haces con lo que aprendes? Espero que un lugar mejor donde vivir... pero la gente debe entender que la educación es el desarrollo de una nación, es el verdadero progreso y no es de flojos ni de oportunistas pedir que el Estado financie las bases de ese progreso. Hoy en día lo que hacen las instituciones se llama estafa, cobran con sumo descriterio y no están entregando las herramientas necesarias, se están enriqueciendo a costa de cada uno de nosotros. Con la educación financiada por el Estado gana el país, con el sistema actual, sólo unos pocos y los demás avanzan con las sobras... no es justo.

"La vida no es justa" oí desde pequeña... No, no lo es pero eso no quiere decir que no trabajemos por intentar alcanzarla. El mundo está hecho de sueños construidos y los mejores sueños nacen de ideas... de ideales. Lo que se pide no es regalo, es justicia y es oportunidad... el camino después de eso, lo hará cada cual.

Y por favor, que las Universidades vuelvan a tomar su rol de educación integral, Universidad no es sólo un establecimiento con traspaso de información básica, sino un lugar de encuentro y de fomento al desarrollo intelectual. Que las Universidades vuelvan a ser una entidad para la formación de profesionales íntegros y una vía para el desarrollo científico. Que vuelva la cultura a cada uno de sus espacios.

Por eso, yo apoyo el movimiento. Yo apoyo las marchas y apoyo los diferentes encuentros... pero de la misma manera repudio absolutamente cualquier tipo de enfrentamiento ya sea por parte de la ciudadanía o por la fuerza pública. No necesitamos héroes ni víctimas, no necesitamos miedo ni dolor... necesitamos justicia y este movimiento de estudiantes nos ha demostrado que hay muchos caminos para ir tras ella... no lo ensuciemos con la violencia. No ensuciemos nuestras vidas con la violencia que se ha vivido el día de hoy. Y sinceramente, espero que cada quién logre llegar cada día a su casa a abrazar a su gente con la conciencia y el alma en paz.