Hace un par de noches tuve un sueño apocalíptico. Entre otras escenas apocalípticas, el mundo se destruía (o lo destruíamos para ser más exactos) y animales de todo tipo huían, hacía nosotros. Venían con rabia y con dolor porque nuestra irresponsabilidad masacraba a sus familias.
Con alguien que no logro identificar, encontrábamos dos osos bebés cuya madre moría en la huida. Los abrazamos y quisimos ayudarlos pero ellos sentían una mezcla de agradecimiento porque de pronto eran invadidos por la soledad, junto a una naciente rabia y dolor. Entonces entendímos que no podíamos ayudar porque éramos parte de los asesinos. Debíamos respetar el odio del cual éramos responsables por ser cómplices de la destrucción, por no detenerla a tiempo, por mirar hacia un lado o criticar sin actuar. Nos despedimos de los osos sabiendo que el futuro revelaría el enfrentamiento entre los hombres y el resto de las especies que habitan la tierra (al estilo el planeta de los simios).
Lo loco, fue que la reflexión en el proceso de despertar, en ese limbo entre sueño y realidad, fue que el feminismo salvará al mundo, no sólo será la revolución sino que puede salvar al mundo.
... y no, no soy feminista, ni siquiera entendí porque al despertar tenía esa idea clara en la cabeza pero desde esa noche he estado pensando y analizando ¿Por qué el feminismo podría salvar el mundo? y con el paso de los días, no encuentro tan loca la idea.
No, no soy feminista, al menos todavía.
No, no soy feminista pero me encanta la existencia de feminismo 💚
No, no soy feminista pero en un mundo donde el patriarcado, el capitalismo, la explotación excesiva de los recursos y la masacre de otras especies por diversión y avaricia, nos ha llevado a la crisis climática, política y social que vivimos hoy, quizás sea cuerdo oír y debatir, de verdad, una posición diferente.
El Cristal con que Miro
lunes, enero 27, 2020
jueves, noviembre 21, 2019
Los traumas de Chile
Ayer en la tarde noche estábamos
esperando al maestro que nos cotizaría un arreglo en la casa. Nos avisó que tardaría 45
minutos en llegar así que fuimos al negocio de la esquina, compramos un helado,
pan, queso y jamón. A unos metros había gente participando de una intervención político
cultural fuera de la Iglesia de Cerro Alegre, Valparaíso. Nos sentamos al costado a mirar mientras hacíamos el sanguchito y compartíamos el helado.
La gente bailaba,
cantaba, saltaba al son del mítico "el que no baila es paco", se saludaba y se abrazaba. Un alguien con un perro hermoso, contestaba cordial y alegremente preguntas sobre
su perro a quien se acercase a acariciarlo.
En ese contexto, una señora más
bien de edad, muy asustada, se acercó a nosotros y nos preguntó qué ocurría, le
conté: Es una intervención pero acaba de terminar, ya se van. Me dijo: "¡Ay yaaaa! Es que vengo del centro y está horrible, me puse a
llorar y le dije a una amiga que saliéramos rápido como pudiéramos. Por fin
llego acá y me encuentro con esto. Aún tiemblo. Perdónenme por molestarlos es
que yo viví el 73 y hoy tengo tanto miedo todo el tiempo. Por favor, perdónenme
por molestarlos, perdón".
Han pasado más de 40 años del Golpe de Estado de 1973 pero debemos entender que para muchos, las manifestaciones y represiones de hoy es volver a vivir ese día. ¿Cómo no? Si aún se siguen violando derechos humanos. Para algunos el recuerdo les da más
coraje y vuelven a las calles, para otros, es el miedo derivado de un trauma permanente a
partir de aquellos días. También hay quienes emanan el resurgimiento del odio, en una u
otra dirección política. Fue hace tanto tiempo y aunque mi postura es que los debates deben evolucionar para estar a la altura de un Chile más justo,
también creo que debemos tener presente que quienes vivieron el '73 también son
parte de Chile, con sus miedos, con sus fracasos, con sus victorias, con sus
dolores, con sus odios y eso tenemos que recordarlo en las calles, en las conversaciones, en los debates y hasta en cómo nos expresamos en las queridas y odiadas redes sociales.
Dejo el informe de Amnistía Internacional porque para terminar con la injusticia y el abuso es necesario que escuchemos y tomemos consciencia de la gravedad de los hechos. No queremos tener miedo ni en 1 ni en 10 ni en 40 años más. No existe el contexto para la tortura, las violaciones y los asesinatos.
Etiquetas:
Chile,
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